OTRA DE ESTAFADORES (EL TEMA DE LA TEMPORADA)
En el mundo hay museos para casi todo, en Viena
hay un curioso museo dedicado a los falsificadores de arte (http://www.faelschermuseum.com/Seite1_englisch.htm)
en el que todas las obras de arte, réplicas de grandes artistas, están firmadas
por los grandes falsificadores de arte de nuestro siglo. Se calcula que en
torno al 10% del arte que vemos en los museos es falso, aunque por supuesto no
se sabe…o no se quiere saber. El oficio de falsificador está en vías de
extinción, porque requiere de caros y raros materiales y una habilidad
poco natural para despistar a los historiadores y marchantes poco frecuente.
Hoy vamos con la historia de uno de esos ¿estafadores?, a colación de una
exposición que podemos visitar en la capital del reino.
El mundo se ha vuelto del revés. Hace unas
semanas se inauguraba en el Círculo de de bellas Artes de Madrid una
exposición sobre Elmyr de Hory, uno de los más famosos falsificadores de arte
de la historia. No deja de tener gracia que en el contexto actual se organice
una retrospectiva sobre un gran farsante, pero es que así somos los españoles.
Cuando un jugador de fútbol de la liga inglesa finge una caída sus compañeros
se lo recriminan; si uno español consigue engañar al árbitro todos sonreímos y
pensamos ¡Qué listo el tío!. Y es que ya se sabe: Spain is different.
Pero volvamos al protagonista de Elmyr de
Hory. Proyecto Fake, que es el nombre de esta exposición. Hory era todo un
personaje digno de protagonizar una película; de hecho la cinta de Orson Welles
F de Fraude está inspirada en él.
Orson Wells y Elmir Ibiza (no es un after aunque lo parezca)
|
|
En una entrevista de 1973, a Elmyr le
preguntaron si el era un falsificador, a lo que respondió: “La palabra me
desagrada, y además no la encuentro justa. Soy víctima de las costumbres y las
leyes del mundo de la pintura. ¿El verdadero escándalo no es acaso el propio
mercado? En un mero plano artístico, desearía considerarme como un intérprete.
Al igual que se ama a Bach a través de Óistraj, se puede amar a Modigliani a
través de mí”. Él entendía por tanto su labor no como la de un falsificador,
sino como la de alguien que reproducía cuadros, como hace un músico clásico
cuando interpreta una obra ajena. Seguramente la SGAE no estaría muy contento
con esta idea; en cualquier caso ¿qué es más escandaloso, pagar 160 millones de
euros por un trozo de tela pintada u organizar una exposición sobre un
falsificador?. El director del círculo de Bellas Artes, Juan Barja, ha
defendido la exposición: “Hoy la gente no va a ver una obra por su valor sino
porque les dicen que es de mengano o de fulano. Y eso no es cultura. Esta
exposición es saludable vinagre para la ensalada”. En los museos se amontonan
obras maravillosas mientras que el público corre a sacar una foto de esa obra tan
popular.
La leyenda de Elmyr de Hory
(Budapest,1906-Ibiza, 1976) comenzó en 1967, cuando Algur Hurtle
Meadows, fundador del Virginia Meadows Museum de Dallas y magnate del petróleo,
empezó a sospechar de los fondos de su magnífica colección. Dos años
después, Clifford Irving, amigo y también estafador de nuestro amigo, publicaba
Fake!, libro que reconstruía la historia del estafador. Para muchos la vida de
Elmyr está marcada por la palabra venganza; estudió arte y comenzó a pintar de
muy joven pero nunca con éxito. A la vista de que sus cuadros no eran bien
vistos por la crítica optó por falsificar cuadros de otros: Monet, Matisse,
Degas, Modigliani, Van Dogen, Picasso, etc. Se sospecha que hay muchas
copias de Elmyr colgados en museos importantes, sin que lo sepamos, por
supuesto.
Elmyr había llegado a Ibiza en los sesenta bajo
la falsa identidad de Joseph Boutin y perseguido por la ley. Allí vivió 15 años
con miedo a la extradición hasta que se suicidó en 1976, bueno, en realidad
intentó suicidarse muchas veces antes. Ibiza era ya, aunque todavía no había
sido invadida por famosetes y carne de discoteca, lugar de encuentro de la jet
set (que palabra tan antigua ¿no?) y de Hory se codeaba con Ursula Andress,
Lana Turner o Zsa Zsa Gabor. Pero el personaje que lo va a inmortalizar es
Orson Wells, el famoso director, que decide grabar un documental (F for fake)
sobre su obra, en la que se pone de su lado. La exposición en Madrid, como la
obra de nuestro anti héroe, es interesante porque plantea algunos debates
¿Hasta que punto nos interesa una obra por lo que nos ofrece y no por el autor?
¿tiene algún valor el plagio?.
Comentarios
Publicar un comentario