007 Y EL ARTE

¿Un post de 007 y de arte? Esto ya es lo último ¿Es que no hay otras cosas sobre las que escribir? Seguro que sí, pero como yo escribo, yo decido.

Cuando uno va a ver una película de Bond le tiene que quedar claro que no va a ver nada demasiado profundo: chicas guapas, espias, un malo malísimo que amenaza al mundo, y un guaperas que lo salva, todo eso aparece en Skyfall, la última película de la franquicia. Sin embargo Sam Mendes, el director, ha continuado con el giro que supuso para la saga, que este año cumple 50 años, del personaje de Bond, interpretado por Daniel Craig. Ambos han conseguido hacer del agente secreto un ser más atormentado y oscuro del que estábamos acostumbrados a ver.

Pero a lo que íbamos, que esto no es una crítica de cine. En esta última entrega hay varios momentos con alusiones claras al mundo del arte. La más importante es la escena en la que Bond se cita con Q, el nuevo inventor de su departamento, que resulta ser un joven nerd. El encuentro se produce en una sala de la National Gallery, la pinacoteca más importante de Londres, más concretamente en una sala dedicada a la pintura inglesa.

Bond espera a Q y de fondo se ve una pintura muy popular en la historia del arte inglesa y que suele aparecer en los libros de historia ilustrando los avances de la ciencia del siglo XVIII. Se trata de Experimento con un pájaro en una bomba de aire, pintada por Joseph Wright of Derby en 1768.

Cuando Q llega, la cámara gira y lo que vemos es una cuadro de William Turner: El último viaje del Temerario. Turner es, como Bond, uno de los símbolos más conocidos de la cultura inglesa. En el cuadro se narra el desguace de un barco de guerra, el Temerario, en lo que supone su último viaje. Se trata de una identificación muy ingeniosa que hacen los guionistas con el protagonista, porque él también se siente acabado. La escena desarrolla un diálogo muy divertido en el que los dos personajes expresan sus impresiones sobre la obra de arte entre ironías sobre la juventud y la madurez, y banalidades varias.


Los guionistas han sido muy audaces al introducir otra obra, Mujer con abanico, pintada por Modigliani a comienzos del siglo XX. La pintura aparece en una escena en la que un asesino es contratado para matar a un magnate que quiere comprar el cuadro. La obra real existe, pero nadie sabe dónde se encuentra. Fue robada en 2010 del Museo de arte Moderno de París junto con otros cuadros, valorados en conjunto en unos 100 millones de dólares. Seguramente el original esté en la casa de algún millonario como el que aparece en la película, o esperando en algún almacén a que alguien lo compre, o lo recupere. Si Bond fuera un poco más listo y menos patriota hubiera pasado de matar al malo y se hubiera llevado el cuadro…pero esa es otra película.




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