DE VELÁZQUEZ Y LOS AUSTRIAS A LIZ TAYLOR





















La Peregrina es el nombre de una perla de gran tamaño, encontrada en el archipiélago de las Perlas de Panamá en el siglo XVI, que fue llevada a la corte de Felipe II y pasó a formar parte de las joyas de la corona española. La historia hizo que acabara en el joyero de la conocida actriz Liz Taylor, recientemente fallecida y gran aficionada a las joyas. Ahora la casa de subastas Cristie´s acaba de subastar el collar de perlas y diamantes con la perla peregrina que poseía la actriz, por un precio record de unos 9 millones de euros.

Se trata de una de las joyas con más historia que se conocen. sin embargo el nombre de "peregrina" tiene que ver con su tamaño, ya que en el siglo XVI la palabra se uasaba para hablar de algo raro o especial. La perla en cuestión, en forma de lágrima y de más de 50 kilates se convirtió en una de las joyas más apreciadas de la corona española y los diferentes monarcas la van a lucir en algunos retratos. Los más conocidos son los retratos ecuestres de los monarcas Margarita de Austria y Felipe III de Velázquez, hoy en el Museo del Prado, en los que ambos personajes llevan la perla, él colgando del sombrero y ella en un broche, acompañado de otra de las joyas legendarias de la corona española: el gran diamante conocido como "el estanque".

Estas joyas pertenecieron a los reyes españoles hasta el siglo XIX, cuando fueron sustraidas por el hermano de Napoleón Bonaparte, José bonaparte, al que áquel había colocado al frente de la invadida España. El goernante regaló a su esposa la joya, pero cuando el matrimonio se separó, se llevó la perla, y a su amante, a Estados Unidos. La perla fue vendida por problemas económicos y pasó por dos coleccionistas más hasta 1969, año en que el actor y marido más conocido de la Taylor, Richard Burton, la compró por 37000 dólares como regalo a su amante.

La casa real española, en el exilio en esa época, intentó pujar por la pieza, pero el dinero fue insuficiente; mucho antes incluso quisieron probar que la Peregrina americana era falsa y que la verdadera la mantenía Alfonso XIII, aunque se demostró que la perla, aunque otra joya de gran valor, no era la Peregrina. La actual reina ha lucido esa perla en muchas ocasiones y todavía hay quien afirma que es la verdadera.

Mientras tanto, Liz Taylor disfrutaba de su joya más querida. LLegó a lucirla en varias de su películas como atrezzo de sus personajes (en la foto la vemos interpretando a Ana Bolena) y encargó a la casa Cartier que la montara en un collar de diamantes y perlas. Tras la muerte de la artista, una exposición de sus joyas visitó Madrid y La Peregrina volvió a España 200 años después de haber salido, pero sólo de forma temporal. A finales del año 2011 el collar con la perla fue vendido por 9 millones de euros a un coleccionista desconocido para el gran público.

Pero la relación de Liz Taylor con el mundo del arte no termina aquí, ella fue incluso retratada como icono del arte pop por Andy Wharhol. Ahora no sólo se han vendido muchas de las joyas de la artista, sino que este mismo mes se ha vendido su colección de obras de arte por 141 millones de euros. Su colección incluía obras de Degas o Van goth. La actriz comenzó a comprar piezas de artistas en auge en la década de los sesenta; su amor por el arte fue heredado de su padre, que fue marchante y llegó a tener una galería en Londres.

La actriz de los ojos violetas siempre reconoció que las joyas eran una de sus grandes pasiones. "Nunca jamás vi a mis joyas como trofeos", escribió la actriz en su libro de memorias My love affair with jewerly, publicado en 2002. "Estoy aquí para cuidarlas y amarlas. Cuando muera y las pongan a subasta, espero que quien sea que las compre les pueda dar un bonito y buen hogar".

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